martes, 16 de julio de 2013

--- Mis manos ---------------------------------------------------------------------- Gracias por tu tiempo.

Mis manos


Mis manos, ya no me sirven mis manos, han de cavar hondo en mi cuerpo para no irse volando entrecruzadas, manchando la luz como lo haría la sombra de un ave delgada.

   Con las uñas ensangrentadas en memoria, me he dado cuenta que no me sirven estas manos tuyas que me dejaste, muy imperfectas como para acunar  pétalos de vida que llueven a mediodía, demasiado raquíticas para usarlas de almohada en esta noche de constelaciones sin brújula; me pierdo en el doblez marcadísimo de diez testigos que sostuvieron mi rostro cuando lo derrumbabas con verme. Son también la medida del amor que te tuve, y la medida del cuerpo que con tanta sencillez y sensualidad insospechada sostuve en la palma de mis manos.
--- ¿A qué jugamos ?--------------------------------------------------------------- Gracias por tu tiempo.

¿A qué jugamos?


¿A qué jugamos? A que yo digo todo lo que brota de mi mente cuando me desespera el miedo; a que soy el mártir por excelencia; a que no me necesitas, a que no te necesito, a que nada es necesario.

  O prefieres que juguemos como aquella vez que respiramos juntos y descubrimos que después de exhalar aún podemos vaciarnos más los pulmones, casi devolverlos, y voltearnos la piel entera para exponernos al más leve contacto y morir al instante, pero morir juntos que es lo importante.

   Juguemos a la vida y olvidémonos de la muerte obligada, que naturalmente no podemos jugar porque nos matamos y revivimos al tercer día, aún con la Luna en los ojos. Juguemos a la vida porque la muerte está impuesta sobre nosotros, y como toda imposición es detestable.

   Juguemos a la vida posible, la de aquí a cinco años, nueve meses, doce días y cuarto para las tres, esa que sirve de consuelo hoy y que habrá de llegar con o sin nosotros, con o sin ti.

   Pero si no morimos ni tampoco vivimos juntos entonces dime, ¿A qué jugamos?
Al no irse de Sabines, Al falso abandono de Benedetti, Al azar fantástico de Cortázar. Pero todos esos son juegos ajenos, yo digo que juguemos a amarnos sin reglas, sin castigos, sin límite de tiempo. ¿Juegas conmigo?

domingo, 14 de julio de 2013

--- Abajo ---------------------------------------------------------------------- Gracias por tu tiempo.

Abajo


Ver a la noche arrastrar su abrigo morado, y verla depositar la ceniza de su puro de nubes espesas en el tazón redondo que arde de a poco a casi nada. Respirar ese humo añejo y exhalado, y sentir que a todo le hace falta un aire ya respirado, pero igual de fresco como el río que pasa subterráneo por las vías del tren inmóvil y oxidado. 

   A las casas de la ciudad les falta un viento clandestino que les despegue la pintura, les tumbe las murallas, les abra los portones y les saque los huéspedes a la calle, para que caminen junto a perros bohemios, bicicletas errantes, árboles súbitos y lámparas intermitentes. 

  Pensar que se puede ir a lugares nobles para ver una arquitectura azarosa, con la música allá a lo lejos y aquí mismo enseguida, con un olor a lavandería que se asoma por las esquinas, ese mismo olor que resulta ser la cosa más alienígena sobre la Tierra.
--- No entiendo las cosas que dices ------------------------------------------------- Gracias por tu tiempo.

No entiendo las cosas que dices


No entiendo las cosas que dices, te juro que por momentos deshaces las palabras convirtiéndolas en mero sonido, cuando te veo así, vacilando con los ojos y de puntillas mover los labios, me entran unas ganas tremendas de abrazarte y abusar de tus titubeos para sentirme fuerte y recibir tus lágrimas con mis ojos sobrepuestos en los tuyos, imponiendo mi cuerpo como único refugio, protegiéndote de no sé qué, porque como dije a veces solo dices viento y me estremezco. 

  

--- Habitación ---------------------------------------------------------------------- Gracias por tu tiempo.

Habitación 


Siendo optimista, me jodiste la vida de la manera más hermosa posible, cómo explicar con otras palabras la situación en la que me pierdo. Llegaste y te hospedaste por un tiempo en mí; colgaste pinturas en las paredes vacías, trajiste en tu maleta de viaje la desesperación de vivir, me impregnaste las ganas de morir joven que conlleva la noción de vida instantánea. 

   Moviste cada mueble de misantropía, cada rincón de telarañas conformes, cada miedo que decoraba mi corto espacio; abriste las ventanas y te encontraste con barrotes metálicos, limpiecitos, casi como si estuviera orgulloso de tenerlos ahí, obstruyendo el paisaje modesto. Me levantaste cada mañana con un gesto de cariño y cada noche sin corresponderte ese amor, formó un tapete que te invitaba a salir de la cama y caminar lejos. Volviste con otra maleta vacía y yo quise que te quedaras, te ofrecí las cosas que ofrecen en un hotel como cortesía, y me avergoncé por no tener más. Puse dibujos tuyos en la cabecera, en el peinador, en los buros, abrí las cortinas ya sin barrotes pero con el mismo paisaje modesto, limpie el polvo que iba cayendo conforme sobre el suelo y le enseñe a los pájaros a cantar tus melodías. Nada me había llenado tanto, nada me habría de dejar más vacío. 

   En una de esas noches de paseos por alfombras, en mi soledad, me di cuenta de mi soledad. El reencuentro en un futuro que me lleve a tenerte de nuevo levantándome con un gesto de cariño, no me sirve en esta noche de soledad, la certeza de un día, un día de felicidad irrevocable. Es ahora que me siento acompañado en este cuarto vacío, que me doy cuenta que debo abandonarlo. Dejaré la puerta sin llave, la ventana sin tela, y las paredes sin techo, por si queremos regresar podamos entrar de frente, a escondidas o caídos del cielo. 
   
  Siendo pesimista, no espero que comprendas lo que digo, todo dicho a escondidas; tampoco que me pidas mi ideal de amor obsesivo, eso hace tiempo que no lo vi morir para bien.